domingo, 26 de octubre de 2014

CORRUPCIÓN DESENFOCADA


España entera ríe la gracia de su pícaro del momento. Apenas he oído adjetivos recriminatorios o inculpatorios dedicados a este mequetrefe. Incluso los medios aprovechan lo anecdótico del caso para hacer crónicas de sus excesos como si estuvieran hablando de las fechorías de cualquier vividor de prensa amarilla.

 Sí, ya que no lo oigo, seré yo el que lo diga, el pequeño Nicolás es un ser repugnante, de aspecto, de valores, de principios y de hecho…R-E-P-U-G-N-A-N-T-E. Aunque sea sólo un chaval y posiblemente una víctima de un entorno o una educación mal llevada, no puedo más que menospreciar y despreciar lo que ese personaje artificial supone y significa. No nos dejemos manipular por la parte graciosa y esperpéntica de la información, impidamos que una vez más los episodios de corrupción queden desenfocados para que veamos a un sujeto y no captemos el fondo.

En los sobres que Bárcenas daba a Rajoy y compañía, lo de menos es saber si estos los declaraban o no en su IRPF; en los millonazos no declarados por los Pujol preocupa más la procedencia que el pago a Hacienda; en el pastizal que el PP pago por la reforma de su oficina, poco importa que sea dinero B escapado del fisco; y en el caso de niñato FAES igual me da si se hacía selfies con los políticos o se colaba en las galas. Lo realmente grave de toda la corruptela en la que estamos inmersos no es su aspecto formal sino su fondo, el verdadero porqué de todas esas operaciones, la procedencia del dinero B y para qué se pagaba.

El dinero de los sobres o el de Oleguer, Jordi y compañía, el de la sede de Génova o el del chalet del Viso viene siempre de oscuras aportaciones de empresas, constructoras en su mayoría, que compran políticos a cambio de concesiones. Ahí es donde los jueces deben tirar del hilo, no en si pagaron o no impuestos (que también), y empezar a desenterrar contratos, concursos amañados, comisiones multimillonarias, amiguismos bien pagados. Porque el global de los mortales tiene muy clarito que los sobres, las cuentas de Andorra y las oficinas de los corruptos son el pago de favores inconfesables.

Por eso todo el fenómeno del niñato Nicolás no sólo no me hace gracia sino que me provoca asco y nauseas porque resume ese estilo de país podrido que tenemos en el que unos cuantos se hacen de oro a costa de esa virtud no estudiada en ninguna universidad de rodearse de politicuchos con bolsillos grandes. Enfoquemos la realidad.

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