domingo, 2 de noviembre de 2014

SAVALL Y EL PORNO


Jordi Savall, un músico, desconocido para la gran masa, pero admirado por el mundo de la cultura, ha dado una de sus mejores lecciones magistrales la semana pasada al rechazar el Premio Nacional de Música que reconocía sus méritos con la viola y su ferviente defensa de la tradición musical. Savall despreciaba el galardón como reivindicación por el menosprecio que los gobernantes tienen día a día al mundo de la cultura y en concreto a la música.
Justo en el mismo día del desplante del premiado, una compañía teatral presentaba un curioso proyecto en Madrid: en su próxima función en la capital no cobrarán entradas como tales, sino que venderán revistas pornográficas al precio de 16 euros y a los compradores de ese distinguido artículo literario les regalarán unos folios con versos de Góngora y una representación de su última obra, en el escenario. No es que estos chicos sean partidarios de la masturbación colectiva en el patio de butacas, que por otro lado sería bastante divertido y original, sino que han encontrado un curioso recoveco para escapar del IVA cultural del 21%. Ante los desmanes de un gobierno supuestamente tecnócrata y economicista, la cultura saca toda su creatividad, que es mucha, para gritar contra quienes quieren apagar su voz.
En ninguna mente bien amueblada, aunque sea en el Ikea, se puede entender que las autoridades elegidas democráticamente ataquen a conciencia a los verdaderos pilares del futuro de una sociedad, la educación, la ciencia y la cultura. Por mucho que basen sus argumentos en el PIB, la deuda, la prima de riesgo y la rentabilidad económica, nuestro país ha demostrado a través de la historia que si hay un campo en el que podemos destacar e incluso rentabilizar económicamente es el de la cultura. Claro que esto no interesa demasiado porque educación y cultura enseñan a pensar y en épocas como estas vale más la pena que la gente esté distraída con otras cosas.
No he revisado bien el listado, pero no me suena que entre los artículos consumidos por los “tarjeteros” de Cajamadrid hubiera muchos abonos para la ópera o el auditorio de Madrid, entradas del Teatro Español o visitas al Reina Sofía o al Thyssen… ellos son más de puticlub y en su defecto de revista porno. Tiene su lógica pues que esos artículos de primera necesidad para el bienestar social y de la tan protegida familia española sólo tengan un 4% de IVA. Iré al teatro a consumir mi dosis de porno y aplaudiré a Savall cuando tenga ocasión.

2 comentarios:

  1. Me cuesta creer eso del IVA. Bueno, no.

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  2. No te compres palomitas, que tienen mucha sal y ya sabes lo que te puede pasar........

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