domingo, 14 de abril de 2013

MI PADRE Y GADAFI

En medio del desierto hay un barco. No me vais a creer, pero así es. En medio de la hamada argelina, en ese desierto pedregoso que nadie quiere y que le han dejado a los saharauis porque es el sitio donde menos estorban, allí hay un barco. El Océano Atlántico está lejos y el Mediterráneo, más todavía, así que no lo ha arrastrado ningún temporal, ni siquiera un tsunami. Está nuevecito, aunque lleno de polvo, varado en su propio mar, como si de una disparatada instalación artística se tratara. Quienes lo ven, miran alrededor buscando la cámara oculta que les graba la cara de asombro, pero no la encuentran. No es una broma, aunque lo parece.
Ese barco, el de la foto, es todo un símbolo, en el fondo debería ser un monumento. Al fin y al cabo no se ha equivocado tanto, al chico le habían dicho que el Sahara Occidental está bañado por el Atlántico y allí está, esperando el momento en que pueda darse un buen remojón en libertad. El origen de este anacronismo viene del mismísimo Gadafi, que en uno de esos gestos que caracterizan a los grandes magnates, obsequió al presidente saharaui con este utilitario. Es de agradecer que Abdelaziz no lo llevara a algún puerto deportivo para hacerse escapadas "berlusquianescas". Se ve que tampoco quiso ser desagradecido con su aliado y no lo puso en venta para sacar algunos fondos para la causa y el pueblo saharaui.
Curiosa y divertida anécdota la de Gadafi, el Sahara y el barco, ¿verdad?... Pues ahora es cuando llega mi padre. Resulta que el Audi que tanto servicio le dio durante sus últimos años, de exposición en exposición, de Madrid a Mojácar y de Mojácar a Madrid y que después hemos utilizado todos los hermanos, ha decidido marcharse a disfrutar de su retiro y como última voluntad va a ofrecer sus servicios a la delegación saharaui en Argelia. Un dignísimo final para un fiel compañero.
Ya sé que el Audi no es tan pintoresco como el barco, ni tampoco mi padre era tan extrafalario como Gadafi, pero tengo que confesar tristemente que ahora mismo veo mucho más posible que el presi saharaui se pasee por Argel subido al Audi, a que salga a dar un garbeo con el barquito. Aunque nunca perderemos la esperanza.


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