domingo, 12 de enero de 2014

CARTA AL HERMANO ABDELAZIZ

    Después de la irónica y reivindicativa carta a Mohamed VI, he sentido un irrefrenable impulso por escribir otra a mi hermano Mohamed Abdelaziz. En este caso permitidme que cambie la ironía por la complicidad que obviamente tengo o tenemos buena parte de los españoles con la causa saharaui.
Amigo Abdelaziz, hermano, en breve volveré a visitar los campamentos donde desde hace casi cuarenta años malviven decenas de miles de saharauis. Con cierta asiduidad tengo ocasión de hablar con muchos de ellos, grandes amigos, que me ponen al día de la situación y transmiten sus sentimientos, agónicos sentimientos, ante el paso del tiempo sin percibir el más mínimo avance en las negociaciones que pudieran desbloquear una situación a todas luces injusta. Tal es así que en la mayoría de los casos concluyen sus relatos o impresiones con un contundente: “tendremos que volver a las armas, no queda más remedio.”
No lo justifico, pero lo entiendo, porque no hay ser humano capaz de aguantar el paso inexorable del tiempo viendo como una generación tras otra ven hipotecadas sus vidas en espera de movimientos políticos lentos y poco concretos. El “status quo” les está devorando y es lógico que caigan en la desesperación, por mucho que digan y griten que nunca van a perder la esperanza.
Hermano, la razón está claramente con vosotros, esa es una verdad irrefutable; lo dice la historia, lo dicen las Naciones Unidas y, sin quererlo, lo dice el Reino de Marruecos que, incapaz de esgrimir ni un solo argumento, sólo puede combatir la verdad saharaui con represión, torturas y asesinatos encubiertos. Sin embargo, eso no basta, se lo digo a menudo a mis hijos como precaución ante accidentes y lo aplico aquí también: “De poco sirve tener la razón si el de en frente te manda al cementerio”.
Amigo Abdelaziz, cuentas con el respaldo de tu pueblo porque saben que eres uno de los suyos, que impulsaste el movimiento independentista, que te fraguaste en la batalla con gran valor y que durante décadas has gestionado con brillantez la difícil política internacional. Por eso, tú, mejor que nadie, sabes que las cosas no son fáciles, que la solución no va a llegar caída del cielo, que la política está presa de la diplomacia y de los intereses económicos y estratégicos y que vuestro peor enemigo va ganando poco a poco terreno: el maldito tiempo le favorece. El reloj no para y cada minuto que pasa favorece a Marruecos; esa es su estrategia, el desgaste, el olvido, la desesperación de las familias que hartas huyen a Mauritania, España o los territorios ocupados… Cada año se oyen los mismos argumentos, la situación no cambia y eso significa que el Sahara Occidental está ocupado por Marruecos, que los saharauis que allí viven son tratados como una clase marginada y los refugiados de Tindouf ven que su situación ya no es transitoria.
Estimado Mohamed Abdelaziz, creo que ya ha llegado el momento de dar un giro a tanta diplomacia y marcar un punto de inflexión antes de que tu pueblo te lo pida de una forma más rotunda. Toma ya la iniciativa, marca tú mismo el calendario, sigue el ejemplo de Catalunya que ha avanzado en un año más que en siglos. Propongo un plan de ruta en el que sean los saharauis, cargados por esa razón que les respalda, quienes marquen la agenda del conflicto internacional. Elige una fecha, simbólica o no, el 27 de febrero de 2015 podría ser buena, y comunica oficialmente a la ONU y a toda la comunidad internacional que ese día los saharauis iniciarán el regreso a su tierra a reunirse con sus hermanos saharauis que viven en el territorio ocupado. Lanza un ultimátum y marca también una fecha posterior para el referéndum, entregando a la ONU el censo propuesto.
Ya sé que no es tan fácil, que puede sonar ingenuo o infantil, que hay muchos obstáculos en el camino, que hay que superar la zona de minas, que Marruecos no se quedaría parado, pero sin lugar a dudas un jaque de este calibre removería los despachos de Nueva York, de Washington, de Rabat, de París, de Argel, de Moscú… (Madrid volverá a ser comparsa). Es posible que el objetivo final no se consiguiese, pero mientras tanto se habrán tomado más en serio el problema y se habrán buscado posibilidades reales de solución, ante el riesgo de que todo estalle por los aires
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En su defecto podemos seguir esperando a que todos hayáis y hayamos muerto o a que alguno de esos desesperados jóvenes que llaman a la guerra haga una tontería que Marruecos celebraría con licencia para más represión. Hermano, piénsatelo.
 

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