martes, 1 de abril de 2014

SOLDADO ROUCO

Qué ganas tengo de perderte de vista, de que desaparezcas de nuestras vidas y nos dejes en paz... La paz os dejo mi paz os doy. Manda narices que el epicentro de mayor generación de conflicto termine siendo este personajillo que en teoría debería ser el embajador de la paz. Estoy indignado con los últimos rebuznos (así era como mi tío llamaba a los sermones de los curas) del amigo Rouco. Es lamentable como este obsoleto predicador se crece ante el micrófono y aprovecha de manera indigna y obscena cualquier ocasión para dictar sus categóricos y amenazantes mensajes teñidos de rancia ideología.
Soldado Rouco, la ley le permite votar en las elecciones y puede hacerlo a quién usted quiera. La ley le permite afiliarse a un partido o crear el suyo propio y presentarse a las elecciones para que los españoles le votemos. Pero lo que no es de buen recibo ética y moralmente es que se aproveche de su condición de oficiante de funerales de Estado para lanzar mensajes escondidos en papel transparente con sus creencias políticas y sus arrojadizos miedos.
Me pareció un insulto a las víctimas del 11 M que cuando se habían conseguido apagar las voces de la discrepancia y crear cierto consenso en torno a ellos, salió el curilla a airear de nuevo las más demoniacas teorías de la conspiración; le faltó decir lo de "los terroristas no se esconden en lejanas montañas..."
Y me volvió a parecer un insulto a la familia Suárez y a la inteligencia que, de nuevo, en el funeral del político más elogiado por todos, el adalid del consenso, este gris vendedor de biblias recriminara a diestro y siniestro las actitudes políticas, denunciara las reivindicaciones nacionalistas y pusiera sobre la mesa la patata caliente de la Guerra Civil. No habíamos quedado en que la memoria de aquellos años había que superarla y mirar hacia adelante, que no siguiéramos rebuscando en las cunetas, que beatificáramos, eso sí, a los mártires de la iglesia y pasásemos página.
Tío torpe, cómo te metes en estos berenjenales, si el pobre Suárez te brindaba en bandeja todo el guión para el sermón y te hubiera quedado precioso. Si Adolfo es consenso, unión y buenas palabras de todos. Si Adolfo son los mundos de Yupi. A santo de qué te metes en el fregado de la Guerra Cívil, que es lo contrario y que abre heridas no cerradas y te pone contra las cuerdas porque abre otras preguntas sobre el papel de la iglesia en aquellos históricos momentos o en los cuarenta años posteriores. Qué oportunidad has vuelto a perder para acercar la iglesia a todos y no seguir buscando enfrentamiento y rechazo. Hubieras hablado de la pobreza, de la desigualdad, de la corrupción o incluso haber hecho un resumen de tus highlights con los homosexuales y el aborto o haber pedido la X en la declaración de la renta, pero no...
Escribo esto con todo mi respeto a católicos creyentes y practicantes que sé que no se ven representados por esta fantasmagórica figura.
Pie de foto: ...O no.

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