lunes, 23 de diciembre de 2013

HASTA SIEMPRE MAESTRO (A Javier Herrero)

Hace unos meses escribía una entrada en homenaje a Javier Herrero, periodista de motor y director de la revista Motociclismo durante un par de décadas. Esta mañana bajo una espesa y gélida niebla le hemos despedido en su querida Saldaña.
La semana pasada hablé con su hijo Antonio porque me apetecía charlar con el Cheli y preguntarle alguna duda sobre unas fotos de Sito y Garriga, pero me dijo que estaba hospitalizado y que cuando se encontrase bien me llamaría. Pero no me llamó. Tres días después me escribió de nuevo Antonio para decirme que la cosa pintaba mal y que los médicos habían dicho que era cuestión de días. Me quedé helado frente al ordenador y mi hijo, que me sorprendió llorando, preguntó angustiado el motivo: "se está muriendo un amigo, mi maestro".-Contesté.
Un maestro es alguien que te enseña, te corrige, te empuja, te regaña y confía en ti. Y eso fue Javier para mí y creo que para otros muchos. Me enseñó a leer las carreras, a dar importancia a lo importante, a hacer noticia de la anécdota, a no dejarme influir por los poderosos y sobre todo a saber lo que el aficionado esperaba de nosotros. Me corrigió para que publicase siempre la clasificación completa, para que no gastase tantos carretes, para que hiciera más fotos de grupos, para que no aceptase presiones... Me empujó para recorrer el mundo con la cámara y la máquina de escribir haciendo lo que más me gustaba, incluso quitándole a él mismo el billete en más de una ocasión. Me regañó, porque el Cheli era un tipo con personalidad, exigente y estricto y cuando algo no le gustaba lo decía de inmediato y si se lo discutías te retaba a un duro campeonato de cabezones que solía ganar. Claro que sí, los que se mueren también tienen cosas malas y más de una vez volví a casa jodido por una bronca con Javier. Pero confió en mí, no sé por qué, pero desde el primer momento tuvimos buena sintonía, él vio que yo tenía ganas de trabajar y aprender y apostó por mí, me mandó al Mundial durante varios años y me daba rienda suelta para hacer cosas nuevas y diferentes, entrevistas en casa de los pilotos, viajes con ellos, la otra cara del motociclismo.
Siempre que me lo encontraba reconocía que yo le había descubierto que en los entrenamientos también se pueden hacer buenas fotos. Otra vez me recriminaba que era muy blando porque un piloto me había pedido que le pusiera una foto lateral para que se vieran sus patrocinadores; tiró la diapo a la basura y dijo: "¿cómo dices que ha quedado?, ¿cuarto?... Que hubiese corrido más". Y desde que dejé aquellas páginas, cada vez que nos cruzábamos repetía: "¿Te has arruinado ya?, a ver si te arruinas de una vez y vienes a trabajar conmigo de nuevo".
En octubre le vi por última vez en el Red Bull Give Me Five, estaba desmejorado, pero alegre y feliz de estar en unos boxes, su casa. Lo era todo en el mundo de la moto y era el líder de una generación de periodistas y como tal ejercía cada año, frente a la tumba de César Agüí, con sus palabras de recuerdo salpicadas de humor y culminadas con un "y ahora los que creéis en dios y los que no también, rezamos un padre nuestro por César". Como lo era todo en su Saldaña natal, de ahí que decenas de compañeros hayan viajado más de seiscientos kilómetros para despedirle y que no hubiera ni un hueco en la iglesia entre los centenares de vecinos y que las coronas de flores se amontonasen por encima de la niebla. Y los que creen y los que no, le han rezado su padre nuestro.
Al despedirme, Antonio ha sollozado que ayer mismo comentó que tenía que llamarme. Tranquilo Cheli, ya tendremos tiempo...

PD. He dudado si publicar esta entrada en un día como hoy, pero después he pensado que precisamente es el mejor día para recordar a Javier y a todos los que no están. Creas o no.

1 comentario:

  1. Mil y una aventura con el maestro Javier Herrero, era burro como el sólo cuando se le cruzaban los cables, pero todo corazón y un gran amigo. DEP.

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