jueves, 8 de mayo de 2014

VIVITO Y COLEANDO

Lo cuento en tono jocoso aunque no tiene ni puta gracia. Llevo varios días leyendo noticias sobre el reo americano condenado a muerte en Oklahoma, que tardó varias horas en morir porque el medicamento letal no entró bien por su femoral. Resulta que Clayton Rocket, un asesino que enterró viva a su víctima, tardó cuarenta minutos en morir, entre convulsiones y murmullos, lo cual ha puesto en jaque todo el sistema de ejecuciones en los Estados Unidos y ha vuelto a poner sobre el tapete el ancestral castigo de la pena de muerte.
El asunto fue un tanto patético, porque no dieron con sus venas porque le habían dado una descarga eléctrica previa para reducirle; después decidieron pincharle en la ingle pero le taparon con una sábana para que los testigos asistentes a la ejecución no viesen su negro pene. La mayoría de los penes de los ejecutados son negros, porque la mayoría de los condenados es negra, porque la mayoría de los criminales es negra, porque la mayoría de los negros viven en condiciones de marginación y opresión que terminan por volver malos a algunos. Lo cuento en tono jocoso aunque no tiene ni puta gracia.
Pues eso, como taparon aquello con una manta, los verdugos no vieron que el líquido asesino se estaba yendo por mal camino y la dosis que le llegó al corazón fue muy pequeña y tardó casi una hora en morir. Eso provocó que los testigos se marcharan a desayunar sin poder ver el espectáculo al que habían sido invitados y que el reo muriese de un infarto, en lugar del paro multifuncional instantáneo que te provocan esas medicinas que algún malévolo inventó y se olvidó experimentar en sí mismo. Así que Clayton, que había sido condenado a "muete", murió de infarto, pero con un poco de "zuzto" primero. Lo cuento en tono jocoso aunque no tiene ni puta gracia.
Y entonces abren el debate de la pena de muerte y retrasan varias ejecuciones pendientes, que tíos más humanos. Joder, no lo entiendo, si nos estamos cargando al negraco este porque era un asesino sin escrúpulos y lo estamos haciendo como venganza y para lanzar un mensaje didáctico a la sociedad, pues mejor todavía con este sistema ¿no? Si él había matado con alevosía, pues ahora se le deja un ratito pasándolas putas y el efecto justiciero y ejemplificador será mucho mayor. Además, para ello contamos con la legión universal de medios informativos que acuden como moscas al morbo de una información tan sádica y rocambolesca (reconozco que yo también estoy siendo mosca). Lo cuento en tono jocoso aunque no tiene ni puta gracia.
Una vez más lo único que importa es la forma y no el fondo. Se debate sobre las farmaceúticas, sobre los medicamentos, sobre el proceso y sobre todo el aspecto visceral (de vísceras), pero nada importa el debate sobre este castigo tan inútil, cruel, injusto, en el cual el estado se pone al mismo nivel que el delincuente asesinándolo con premeditación y en este caso con alevosía. Hipocresía.

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