martes, 9 de octubre de 2012

EL GUSANO

Tengo un amigo que no es ministro. Y tengo otro que es gusano. Miento, que no sean ministros, tengo muchos más, pero gusano, sólo uno. Un gusano no es un SRNH, aunque mucha gente los repudie. Un gusano es un trabajador como otro cualquiera que se gana la vida mirando al reloj, calculando minutos y recetando. Recibe el pseudónimo de gusano porque su trabajo se estructura en manzanas, que él va "comiendo" sigilosamente. Su relación con el mundo es tensa, porque suele ser portador de malas noticias, porque su profesión le obliga a ser estricto y porque todos le vemos como representante del Estado fiscalizador, como el enviado del Duque que recogía los tributos para su señor feudal.
Ayer asistí a una imagen conmovedora viendo a un gusano que, al terminar su jornada laboral, se ponía un jersey para esconder la camisa azul y amarilla, despojándose de los insultos, de las miradas de odio y del recelo del resto de conciudadanos. Me pareció entrañable porque resulta que era una persona normal, incluso parecía buena gente; sentí ganas de invitarle a unas cañas para que me contase un poquillo su vida: cuántas veces y con qué "palabros" le insultan cada día, si han llegado a agredirle en alguna ocasión, cuál es la excusa más habitual (la mía es "voy al banco a dejar un papel y salgo"), si siente algún tipo de remordimiento o dolor cada vez que pone una multa o ya está anestesiado contra el dolor ajeno como los enterradores... Muchas dudas sobre el mundo gusano, algunas técnicas, como: qué pasa si pongo ticket verde, más caro, en zona azul o si hacen siempre el mismo recorrido o hacen cambios para pillar a los listillos o si es cierto que tocan el capó para ver si está caliente y te dan tiempo para ir a recoger el ticket o si llevan comisión de las multas o si han visto alguna vez la matrícula 1234 o cuántas camisas tienen con la franja amarilla o por qué se llama ticket de la ORA, sin hache...
Pero su jersey le convertía en persona normal, ya no se sabía su profesión y los prejuicios que todos hacemos desaparecían, ya no tenía por qué ser malo, usurero, recaudador, intransigente o desconfiado, como tampoco lo es el inspector de Hacienda cuando se pone el jersey, ni el cajero del peaje es un ser aburrido y amargado, ni el carnicero es un sádico sanguinario... El jersey lo cambia todo y la caña les humaniza, aunque yo, al final no invité al gusano, porque para terminar hablando de la que está cayendo, pues no.

3 comentarios:

  1. ¿Gusanos? Ahora mismo me siento como Fernando Esteso es New York. Voy a tener que bajar a Madrid por lo menos una vez al año.

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  2. Empiezo a tener serias dudas de lo que entiendes tu por amistad, y me preocupa.

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  3. Pues yo no le invitaría a cañas a un gusano, a no ser que estas estuvieran envenenadas. El gusano es el ser más despreciable que hay en toda la oligarquía estatal (o municipal). Se venden por un plato de alubias y son en buena parte culpables de los abusos de los políticos y ayuntamientos. Deberíamos insultarlo y agredirlos mucho más, hasta que nadie quisiera dedicarse a eso, que no es un trabajo sino una patente de corso.

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