lunes, 3 de diciembre de 2012

LUDÓPATAS

Conocí en su día a un chico que poco después moriría alcanzado por un rayo. Sin embargo, no conozco a nadie que le haya tocado el gordo de la lotería. Sé que a Fabra le toca asiduamente, pero yo no le conozco. Esto viene a colación de un Twitt de Lorenzo Milá que ha dado mucho que hablar entre mis hijos: "500 mill $ en el Powerball d esta semana en EEUU. Posibilidad d ganar: 1 entre 175 mill. Posibilidad d q mueras x un rayo: 1 entre 5mil." De inmediato uno de los chicos, me dijo eso de "te imaginas que nos toca",  lo que rápidamente zanjé con un "es imposible y además no sería justo". Aun así siguieron comentándolo, haciendo, una vez más, la lista de lo que harían con esa fortuna. Es normal, no existe humano en el mundo que no haya pasado por ese momento de ensoñación. Yo escucho atento la "carta a los Reyes" e intento reducir un poco el tamaño del garaje pinchando en lo emocional: "Y no dejaríais algo para los amigos, la familia o para ayudar a quien lo necesita"...  Por supuesto que sí, con cara de "ya está papá con sus movidas" te callan la boca con un "sí papá, hay dinero más que de sobra".
Evidentemente ni el Powerball, ni el Euromillón, ni la Primitiva nos toca nunca, por una razón todavía más contundente que la del rayo: si no juegas no te puede tocar. Pero eso no quiere decir que la ludopatía no haya entrado en casa, claro que sí, de vez en cuando hacemos quinielas, con muy poco acierto; "nosajodio" si ponemos siempre que pierde el Madrid y ganan el Espanyol y el Rayo (el de Vallecas, no el de los cinco millones). A Martín también le vuelve loco el rasca de la ONCE del que sólo ha conseguido un curioso tono plateado que mezcla bien con el habitual negruzco de sus uñas. Diego que es mayor, también mantiene la inocencia infantil y se cree todos los sorteos y promociones que ve en revistas, webs o escaparates. Yo trato de explicarle que eso son trucos para que consuma, que son técnicas publicitarias, pero no evito que cada día se inscriba en el sorteo diario de cámaras Go-Pro o en una historia llamada Sorteamus. Más motivos para estar siempre pegado al ordenador.
A mí, tengo que reconocerlo, me gustaban las tragaperras y disfruté mucho un día que me llevaron al canódromo a apostar en las carreras de galgos. Así que en cuanto se pase el frío les llevo al hipódromo y un poquito después al Eurovegas. Por cierto, el premio se fue para un mecánico de Missouri.

1 comentario:

  1. ¡¡¡Cómo hecho de menos esa publicidad tan apreciada por todos!!!, si me refiero a esas avalanchas de cartas diciéndote que has ganado 1.000.000, sin sorteos. Los cabreos que se cogía Lucía porque yo las tiraba a la basura, con la consiguiente frasecilla: "Mamá, ¿es que no quieres un millón?"
    Por cierto, para el que se haya olvidado, entre los que me encuentro, hay que ir dándose prisa para comprar la lotería de Navidad, ¡que ya queda poco!

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