lunes, 25 de febrero de 2013

EL MALGACHE

Hello, guten tag, bonjour, salam alekum... se me traban las palanguas. Llevo unos días que no sé muy bien dónde estoy, y eso que no he salido de Madrid, de casa, de la oficina... Quizás sea que mi cuerpo está acostumbrado a pasar la última semana del mes de febrero en los campamentos de refugiados de Tindouf y por eso esta vez se me ha cortado la digestión, la respiración y hasta la regla. Hoy debería estar escribiendo la crónica de la decimotercera edición del Sahara Marathon, pero los acontecimientos han sido caprichosos y aquí estamos, lejos de nuestras familias saharauis, echándoles mucho de menos. Por eso hemos dedicado buena parte del día a preparar el material deportivo que vamos a enviar en una caravana solidaria. Lo he hecho con mi brother Brahim, que está pasando unos días en casa, lo que conlleva alguna que otra sesión de te saharaui, para que por lo menos el sabor amargo-dulce-suave nos traslade por unos minutos al interior de la jaima.
También hemos tenido visita de los alemanes, austriacos y belgas que participan en el proyecto y que ya tenían sacados los billetes a Madrid, con lo cual nos ha tocado hacer un poco de cicerones, aunque sin llegar a la hospitalidad que desbordan Dumaha, Mohamed y todos nuestros anfitriones saharauis. Eso sí, hemos tenido una reunión en la que se hablaba inglés, francés, alemán, saharaui y español, idiomas, todos ellos, que controlo a la perfección, a excepción de cuatro.
Y todo esto ha ocurrido en el fin de semana posterior a la visita de nuestra amiga californiana Cory, que ha venido a recorrer España con su hija y a traernos aire fresco del Pacífico, recuerdos de los amigos y nostalgia de aquella experiencia tan maravillosa que pasamos en San Francisco.
 Y justo antes de la llegada a casa de Zidiny, un chaval de Madagascar, que ha venido a hacer un intercambio con Dieguillo y que por tanto pasará unos días en casa con nosotros. Con él también hablamos un mix entre castellano, francés e inglés porque, como bien podéis imaginar, mi madagascareño es escaso. Por cierto, lo he puesto mal, el Gentilicio de Madagascar es el Malgache. Qué bonito, si tengo otro hijo le llamaré Gentilicio Malgache.
PD.El lector debe adivinar si el de la foto es Zidiny, el belga, el alemán, Brahim, el austriaco, Cory o Gentilicio Malgache.

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