martes, 18 de octubre de 2011

LOS GIRASOLES CIEGOS

Me gustó más el libro. Claro está, si no he visto la película. Pero sí, el libro me gustó muchísimo, lo lloré al máximo. Pero a pesar de ello no os voy a hablar otra vez de la guerra, ni de literatura, ni de política... Bueno sí, de política sí, pero más actual. Hablo de la rabia que me provoca cada año recorrer las carreteras bordeadas de inmensos campos amarillos llenos de girasoles. Por supuesto que me gustan, son preciosos y siempre me han parecido uno de los inventos más desarrollados y complejos de la naturaleza, pero me da rabia verlos hoy en día porque simbolizan buena parte de los problemas actuales como la picaresca, la corrupción, el derroche o el egoísmo, en un sistema totalmente enfermo y adulterado que premia al que más se acerca o incluso traspasa la línea roja de la legalidad.
Amparados en el viejo dicho de "quien hace la ley hace la trampa", todos nos hemos acostumbrado a la peligrosa tendencia de aceptar acciones socialmente rechazables e incluso idolatrar a quién obtiene beneficios de una práctica que burle la legalidad. Los agricultores se aprovechan de una subvención plantando girasoles que ni siquiera recogen, con la misma naturalidad con la que muchos profesionales te preguntan al presupuestarte un trabajo "¿lo va a querer con factura? o con la que tu vecino presume de haberse ahorrado nosécuántosmileuros en la declaración de hacienda por no haber declarado tal o cual ingreso.
La obscena dinámica de aceptar la picaresca e incluso presumir de ella a diario nos ha llevado a un escenario en el que no es fácil distinguir cuál es el límite. "He encontrado un sistema para hackear la Play"..."No me digas que no tienes puenteado el limitador de potencia del contador de la luz...", "conozco un tío que te vende por veinte euros la tarjeta del Plus trucada"..., "no conocerás a alguien en el Ayuntamiento que me pueda agilizar la licencia...", "no te preocupes, si te estoy llamando con el móvil de la empresa"... "es un chollo porque además te pagan en negro"...,  "si no tiene papeles es mejor porque así te ahorras la Seguridad Social...", "he puesto la multa a nombre de mi madre para que le quiten los puntos a ella"..., "si pagas al contado te ahorras el IVA"... Todas estas son frases habituales en nuestra sociedad, todos usamos el máximo de triquiñuelas para intentar proteger nuestro bolsillo.
Eso sí, con el mismo orgullo con el que presumimos de "avispaos", denunciamos a voz en grito a la clase política, a la banca, a los poderes públicos y se nos llena la boca de exabruptos para atacar al concejal corrupto, criticar los paraísos fiscales, quejarnos de la burocracia o poner en cuestión el sistema. Qué fácil resulta pedir explicaciones a los demás, responsabilizar a los de arriba de todo lo malo sin mirar nunca nuestro ombligo. Yo tengo derechos, los demás tienen deberes...
Hace poco leí un libro de un psicólogo que decía que el verdadero cambio en el mundo no puede llegar desde arriba, sino desde la base, desde cada individuo.
Lo siento,  me he puesto demasiado trascendental y ñoño, pero tenía que contrarrestar lo del robo del banco. Quizás me he olvidado de que somos latinos y vivimos en España. Ya sé que en Finlandia no tienen este tipo de problemas, pero es que allí a los girasoles los llaman auringonkukkia.

4 comentarios:

  1. "El que este libre de culpa, que tire la primera piedra"
    Creo que una cosa es robar y otra muy distinta es permitir que nos roben.
    ¿¿como puede ser que un juego de la DS en enero cueste 60 leurazos y el mismo juego en junio 29??. Lo siento mucho pero las rubias no somos tontas.

    La mujerdelhermano.

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  2. Perdona cuñada, ¿que rubias?, no me fastidies que te has teñido la melena... ¿cual melena? sería la siguiente pregunta... Diego tienes mis bendiciones para robar el banco, y si de paso grabas la jeta del cajero mientras lo haces, mejor.

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  3. Pues yo debo ser tonta pero me siento muy orgullosa. No piratèo películas, ni mùsica, pago mis impuestos, doy de alta a la persona que trabaja en casa, le pago un sueldo justo, no tengo movil de empresa, ni dinero negro. Eso, que soy tontísima pero no hago con los demàs lo que no me gustaría que me hicieran a mi.
    Los girasoles ahora dan pena, están secos y tiesos.......

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