miércoles, 12 de octubre de 2011

ME CRECEN LOS ENANOS

Que los niños vayan contentos al colegio es algo más que sorprendente y gratificante. Que vuelvan de clase y te pidan hacer deberes, te rompe los esquemas. De hecho, el amigo Lucito es el primero de nuestros tres hijos que lo ha pedido voluntariamente. De momento sólo de trata de la inocencia e ingenuidad infantil de un niño de cinco años que trata de imitar en todo a sus hermanos mayores, incluso en la siempre protestada rutina de los deberes. El pobre Lucio tiene un tanto rotos sus esquemas después del añito en San Francisco y a veces no sabe bien ni su idioma, ni los límites del bien y el mal, ni siquiera lo que dice. Entre sus últimas expresiones destacan: "Me sudan los sobacos de las piernas", "cruje tu rutina y resquebraja tu futuro", versión libre de un anuncio, y "chavalote, das to er repudio", herencia de su amigo Simón.
Además de reirnos con él y a veces de él, como buena mascota de la casa, ahora le llamamos "el empollón" porque según entra por la puerta de casa busca lápices y papel y pide que le pongamos ejercicios de matemáticas. Tiene cinco años y aunque es un tipo peculiar, no sabe nada de números y a lo que se refiere con las "mates" es a copiar frases para ir aprendiendo y distinguiendo las letras.
Al principio fuimos buenos profesores y tiramos de manual, poniéndole frases sencillas y vulgares como "me llamo Lucio y mi madre se llama Montse", pero pronto nos dimos cuenta de que el chavalillo no sabía leer y sacamos a relucir toda la crueldad de hermanos mayores y padre cabrón, con todo un repertorio de frases mucho más útiles para la vida moderna como: "Me duele el esternocleidomastoideo", "cómo me gustan los chiripitifláuticos", "mi vaca tiene muy mala leche", "el Real Madrid es una puta mierda", "odio hacer deberes" o la más dura de todas, que se la puso Dieguillo: "No sé leer lo que escribo".
En nuestro descargo, ante las posibles acusaciones del defensor del menor, hay que decir que él nunca se ha quejado y sólo protestó una vez que le pusimos una cosa en inglés y sospechó algo extraño ante la presencia de tanta "W" y tanta hache intercalada; gritó "esto no son matemáticas" y hubo que volver al castellano. Me encanta que no le gusten los números y prefiera las letras, al fin y al cabo lleva mi sangre... Qué tontería, cómo va a llevar mi sangre... Si acaso mi esperma.

2 comentarios:

  1. Esas son las mates que a mí me gustan si señor, las que no tienen números. Pero pobrecico mio no seáis malos, especialmente tu padre desnaturalizado.

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  2. Noooo son muchisimo peores las que tienen letras :S

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