martes, 19 de junio de 2012

MI MANO DERECHA

Mi cuerpo está en rebelión. La parte izquierda se ha rebelado contra la derecha, está indignada y se ha negado a seguir así. Está cansada de lugares comunes y de frases hechas; está hasta las narices de cargar con "Sambenitos", de oír estupideces como "me he levantado con el pie izquierdo" o "es que no das una a derechas"... Pero qué narices, por qué leches se tiene que adueñar la derecha de las cosas bien hechas y castigar a los zurdos como seres antinaturales.
Basta ya de atribuirse siempre el lado bueno de la vida y dejar que la izquierda cargue con todo. El corazón, en la izquierda, el páncreas en la izquierda y, depende de hacia donde cargues, puedes llegar a tener un problema de contrapesos. Y encima vamos y ponemos el reloj en la izquierda... Eso sí, si hay algo importante de lo que acordarse, lo pasamos a la todo poderosa derecha que nunca se le olvida nada.
Aquí quería llegar yo. El último reloj de pulsera que quedaba vivo en casa se me ha quedado sin pilas y estoy totalmente desorientado, desmedido, desahuciado. He intentado cambiar las pilas a los treintaysietemildoscientoscuarentaydos relojes que hay tirados por distintos cajones de la casa, pero he chocado con el tan recurrido argumento comercial de: "huy, ahora ya no merece la pena cambiarles las pilas, le sale más a cuenta comprar uno nuevo". Pues no me da la gana, no entra un aparato más en la casa, si tengo que seguir con la izquierda desnuda me las arreglaré.
Lo cierto es que no es un problema para saber qué hora es porque ahora mismo tienes reloj en el coche, el ordenador, el teléfono, el microondas o la escobilla del wc, pero se echa en falta para otras misiones como la de despertador (no me mola nada eso de dormir con el teléfono en la mesilla y despertarme con el Nokia Tunes "tiroriro, tiroriro, tiroriroriii") y la de recordatorio. Yo soy de la vieja escuela y cada vez que me acuerdo de algo o tengo que hacer algo ineludible, me cambio el reloj de mano y al verlo en mi mano derecha sé que algo pasa; normalmente no me acuerdo de cuál es el motivo del cambio, pero tras varios minutos de agobio termino recordándolo. Ahora, sin embargo, llevo varios días que se me olvida todo porque no tengo reloj que cambiar; llego tarde a las reuniones, me olvido los apuntes en clase, se me olvida pasar por la panadería a por pan rallado o me olvido a los niños en el cole. Todo por culpa de la derecha.

2 comentarios:

  1. Tengo la solución, a partir de ahora en lugar de cambiarte el reloj de mano cámbiate los zapatos de pié. Verás como seguro que no se te olvida acordarte de algo...

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  2. O haz como yò, nunca lleves reloj. Se vive mas relajado.

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