domingo, 8 de enero de 2012

DESCAMBIAR

Por fin llegó el día. Varias semanas esperando a que llegara el momento. Ahora no podéis escaquearos, lo habíais prometido y lo cumplís. A partir de hoy todo el mundo a dieta. Se acabó esa desagradable sensación de pesadez de estómago, de sentirse embarazado, de pasarse toda la tarde con ardor y eruptando bocanadas de cordero asado, de dolor de cabeza crónico y de síndrome de abstinencia de langostino y copita de cava. Hoy es el día de volver al trabajo felices y contentos porque hemos oído en alguna entrevista los optimistas consejos de Eduardo Punsset para afrontar la crisis, la cuesta de enero y el fin del mundo, con una actitud positiva... Como decía aquel, "tú relájate y goza". Atrás quedan esos fraternales momentos de discusión con tu querido cuñado Fernando (ya puedes sacarte el aguijón que te dejó clavado), con tu suegro explicándote cómo se corta el jamón, con tu hermano tirando serpentinas y confettis por toda la casa, con esa insufrible serenata de sobrinos aporreando la pandereta sin ningún ritmo, con el insoportable vecino tirando petardos hasta las tantas... Se acabaron esas afables conversaciones en torno al roscón, hablando de Iñaki Urdangarín y Ana Botella, la pareja de moda. A mi me gusta más con nata. Decimos adiós a los anuncios de perfumes, a los resúmenes del año, a los estúpidos muñecos de Papá Noel que no terminan de subir la escalera, al campeonato de padres de "¿A ver quien la tiene más larga?"... la escalera para ver la cabalgata, a los cortes en los dedos de tanto envolver paquetitos, a los empleados del Carrefour con barbas postizas, al contenedor de papel reciclado rebosando...
Hoy, con el cielo despejado y el sol reluciente detrás de esa "boina" tan castiza, tan madrileña, nos ponemos a plan, empezamos la operación bikini pensando ya en la primavera y en cumplir los objetivos que nos marcamos al comenzar el año. Entre pellejo y pellejo, entre güito y güito iban entrando las uvas y saliendo los mismos propósitos: que voy a adelgazar, que voy a caminar, que voy a ir al gimnasio, que voy a ordenar las fotos, que voy a sonreir, que voy a tener más tiempo libre, que voy a leer, que voy a ser más positivo, que viva Punsset... Los mismos jodidos objetivos que te marcaste el año pasado y que no cumpliste, así que ahora sí que sí, ponte a dieta porque sino no te puedes poner la ropa que te han regalado y en ese caso tendrás que hacer el siguiente ritual de las fiestas: Descambiar.
Qué ilusión volver a uno de esos gigantescamente espantosos paraísos del hortera que pueblan nuestras carreteras intentando imitar la cultura comercial del "mall" americano. Qué alegría recorrer de nuevo el Xanadú, el Plaza Norte o el Plenilunio de turno con todas esas franquicias que nos visten igual a todos los seres del mundo. Todos con las Visas derretidas pero con la misma falda que la de al lado, todos igual de oscuros, igual de grises. Me había propuesto este año comprar sólo en tiendas pequeñas, familiares, pero he fallado y aquí estoy otra vez, en este siniestro y pretencioso monumento al consumismo. Hola, vengo a descambiar estos calzoncillos. Idiota, para descambiarlo, primero tendrás que cambiarlo y luego ya lo descambias ¿no? o es que acaso has caído también en la trampa publicitaria del desaprender. El caso es que después de estas dos semanitas es lo que más me apetece, alcachofas, espárragos, guisantes, descelebrar, descomer, desbeber, descomprar, desregalar, desengordar, descambiar... descansar.

1 comentario:

  1. Un momento, yo creía que era momento de empezar ese coleccionable de trenes o tanques con el que van a empezar a machacarnos en la televisión, ocupando el puesto de los anuncios de colonias. Lo de la dieta, como siempre, se empieza el lunes y se deja el martes. Eso si todas las semanas lo mismo.

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