miércoles, 1 de agosto de 2012

LA VARA DE MEDIR

No doy crédito a lo que leo y oigo. Cada día menos. Pienso que me han metido en el Delorean y he retrocedido varios siglos. En Irán condenan a muerte a cuatro corruptos por estafadores. En Mali lapidan a una pareja por vivir en pecado. En Cuba meten en la cárcel al conductor y supuesto protector del disidente Payá. En Rusia enchironan a un grupo punk por cantar en una iglesia. En Inglaterra detienen a un adolescente por recriminar a un deportista su fracaso a través de Twitter...
Creo que hay que ajustar la vara de medir de la justicia en el mundo, porque quizás está un poco desigual y eso que en todos estos casos su fallo ha sido por exceso, más que por defecto. Normalmente la sabiduría popular se levanta en pie de guerra cuando un juez deja en la calle a un delincuente convicto y confeso o cuando las penas son menores de lo que el sentimiento de venganza demanda, pero en estos casos creo que se les ha ido la mano a todos los jueces ¿no?
Son esas cosas de la justicia, que a veces se lleva mal con las matemáticas y subleva a la gente más instruida en números. Cuando condenan a alguien a 127 años de cárcel, que suena excesivo, y sale a la calle cuando lleva doce, que suena escaso, el populacho se vuelve loco con la calculadora. Normal.
Que nadie me malinterprete, no estoy defendiendo a ninguno de ellos porque casi todos han hecho algo malo y recriminable, pero en su justa medida. Que hay un delito financiero, que se les multe o se les condene a cárcel, como deberíamos hacer en España, pero matarlos me parece excesivo. Incluso el brutal y paranoico asesino del cine de Denver, debe ser juzgado con todo el peso de la ley, pero por doce asesinatos y muchas tentativas, pero por 24, que es de lo que le acusan, cuesta entenderlo. Ya sé que muchos le matarían y probablemente es lo que hagan, porque sin lugar a dudas es el que más se lo merece de todos estos "presuntos". Yo no lo haría. El asesinato nunca puede ser legal ni ser cometido por el Estado, por muy malo que sea el reo. En cambio sí haría un profundo estudio de lo que ocurre en Estados Unidos, de la facilidad para conseguir un arma, de la educación en valores violentos y de lo que ha ocurrido tras el terrible crimen: las ventas de armas han crecido un 45% y nadie ha cuestionado su prohibición o limitación. No así la de los disfraces, que sí que son peligrosísimos y se han prohibido para acceder a los cines y teatros.
Ya sé que es una utopía pretender que la justicia sea equitativa y conseguir un gobierno justo del mundo, si ni siquiera conseguimos ninguna de las dos cosas en ningún país, pero me cuesta resignarme a vivir en un mundo de cartuchera, Winchester, patíbulo y censura. El otro día pasé por delante del Museo de la Tortura Medieval en Potes y sonreí pensando en lo lejano que quedaba ese horror, pero luego lees las noticias y ves que... aquí seguimos.

1 comentario:

  1. Pero cómo pretendes que a los americanos no les dejen comprar tantas armas, si es un derecho Constitucional para defenderse de la peligrosísima reina de Inglaterra que les quiere invadir.

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