lunes, 9 de julio de 2012

VIVIR SIN MIEDO

Nuestra cabeza está predispuesta al agobio, al temor, al miedo. A que pase algo, a que nos quedemos sin trabajo, a que la salud nos falte, a que el niño suspenda, a que la prima suba, a que el Rayo baje... siempre se ha hablado de que vivimos en la sociedad del miedo. En San Francisco mucha gente nos recriminaba que no fuésemos más temerosos con los niños; teníamos una amiga que estaba siempre pensando en lo peor, se va a caer del árbol, le van a secuestrar, le va a morder un perro y era un sin vivir.
Uno que no tiene miedos terrenales (de los otros, muchos), es de la teoría de que si no te caes, nunca aprendes y que por tanto hay que asumir que la vida tiene riesgos. Y esto lo escribo después de leer el terrible suceso de la mujer del notario, que han matado al más puro estilo Pietro Arcan. Me ha impresionado pero me reafirmado en mi convicción de no vivir enjaulado y atemorizado todo el día.
También me empujó a escribir esto un programa de radio en el que hablaban de "cosas que no deberíamos prohibir a los niños". Me quedé con algunas y otras las añado yo: subirse a un árbol y ver la vida desde arriba, sacar la mano por la ventana del coche para aprender de aerodinámica, ver la tele desde cerca, tocar al perro del vecino, derrapar en la bici hasta que se reviente la rueda, mezclar Coca Cola con Fanta, bajar las escaleras por la barandilla, arrancar las margaritas y deshojarlas, lavarte las manos en la fuente de la plaza, concursar para ver quién mea más lejos, hacer guerras de almohadas, tirarse pedos bajo las sábanas y hacer inmersión, asomarse de noche a la tapia del cementerio, comer chocolate antes de la comida, hacer burbujas en la piscina... Vivir con cuidado, pero sin miedo.

4 comentarios:

  1. Fijate que yo creo que hay riesgos innecesarios. Como por ejemplo, dejar una tijeras a mano, porque ayer mismo estuvieron jugando mi hija y un sobrino mio a los peluqueros en casa y menos mal que mi hija era la peluquera.

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  2. Marta, menos mal que no les diò por jugar a los médicos....con las tijeras en la mano. No te fies nunca de los sobrinos......
    A la lista de las cosas que los niños deberían probar por lo menos una vez, yo añadiría: hacerte una buena chuleta y utilizarla, poner motes a los profesores, guardarte el filete en el bolsillo para luego hacerlo desaparecer, intentar verle las bragas a una monja, darte la vuelta en un columpio........que aburrida sería la vida sin estas pequeñas cosas.

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  3. Tocar la campanana del cole cuando llegas tarde y no te ve nadie, llamar al cole y decir que un comando terrorista ha puesto una bomba, llenar la piscina de renacuajos, dar a tus hermanos un regalo y dentro poner una kk... en fin que recuerdos.

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  4. Romperle la crisma a tu hermana con la escayola que llevas puesta en el brazo, tirarte en marcha de una moto porque te va a pillar la Guardia Civil, que te expulsen del colegio al menos una vez en la vida, tirarte de un árbol porque te atacan las hormigas, sacarte una costilla de su sitio y no decir nada para que no te regañen, beber colonia o suavizante de la ropa, ir en bici en chancletas para que se te enganchen en la rueda, meter dos bolis en los agujeros del enchufe, la lista sería interminable, y las visitas al centro de salud también así que mejor lo dejo por hoy, que Lucía tiene clase de conducir en moto... Mierda otra vez al centro de salud...

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